Universidad Pedagógica Nacional
Historia de la educación en México
2do semestre
*Rueda Rodríguez Denisse Adriana
*Eslava Morales Doris Dayanira
Para comenzar a saber como era la educación mexica, es importante saber cual era la cultura mexica, para esto ponemos el siguiente vídeo que nos explica lo mas importante:
El Estado mexica desarrollo un sistema universal de reclutamiento e instrucción, a través de las escuelas ligadas a los templos y la milicia, y utilizo dicho sistema en la preparación de los comuneros para el trabajo y la guerra, y de los nobles para el sacerdocio y el gobierno.
Infancia
Los niños vivían estrechamente con sus padres y se iban convirtiendo en sus colaboradores a la vez que aprendían sus oficios y tareas como pescar, cortar leña o acarrear mercancías.
Las niñas por otra parte convivían con sus madres y eran enseñadas a actividades del hogar como hilar, tejer y moler en el metate.
Algunos oficios masculinos se desarrollaban también en talleres domésticos, y una de las ocupaciones femeninas era acudir a la plaza de mercado; así podían vender algún pequeño excedente la huerta y obtener bienes como la sal y el algodón.
Se acostumbraba a pegarles a los niños, para ello se usaban palos, varas y leños ardientes. Se les acostaba en tierras húmedas, se les punzaba el cuerpo con espinas de maguey, y en el peor de los casos se les obligaba a oler el humo de los chiles sobre las brasas.
Los niños entraban a la escuela cuando eran "mancebillos", cuando eran telpuchtotontin, probablemente entre los diez y los doce años.
Las instituciones de enseñanza e internación que se mencionan en las fuentes son telpochcalli, literalmente "casa de jóvenes"; calmécac,que significa "en la línea de la casa" o "en el linaje de la casa"; cuicacalli, casa de canto" e ichpuchcalli, o "casa de doncellas".
Telpochcalli
La mayoría de los jóvenes mexicas, y seguramente también de otras ciudades nahuas como Tetzcoco, Culhuacán o Xochimilco, acudían durante varios años, probablemente tres o cuatro, a la telpochcalli, que era la institución para los hijos de los macehualtin o plebeyos; allí recibían una educación cuyo énfasis estaba puesto en el entrenamiento militar. En la telpochcalli, dice el
Códice Florentino, se hacían las águilas y los jaguares, es decir, los
guerreros valientes.
Los muchachos ascendían en la escala militar por sus méritos al combatir al enemigo, y podían llegar a convertirse en guerreros especiales, como los águilas y los jaguares.
Calmécac
Los hijos de las familias nobles acudían al calmécac, y allí se preparaban para desempeñar los más altos cargos en el gobierno y en el sacerdocio.
Los maestros en el calmécac eran sacerdotes, así como los guerreros veteranos lo eran en las telpochcalli. Una de las faenas que mantenían ocupados a los jóvenes del calmécac era la salida al bosque para recoger leña, ramas y espinas que serían utilizadas en las ofrendas de fuego y en los autosacrificios. Los muchachos estaban sometidos a una rutina de mortificaciones y autosacrificios que tenía la finalidad de habituarlos a realizar la ofrenda de sangre, indispensable en la religión de las élites mesoamericanas, y también la intención de endurecerlos y acostumbrarlos a la disciplina.
Se acostumbraba a pegarles a los niños, para ello se usaban palos, varas y leños ardientes. Se les acostaba en tierras húmedas, se les punzaba el cuerpo con espinas de maguey, y en el peor de los casos se les obligaba a oler el humo de los chiles sobre las brasas.
Los niños entraban a la escuela cuando eran "mancebillos", cuando eran telpuchtotontin, probablemente entre los diez y los doce años.
Las instituciones de enseñanza e internación que se mencionan en las fuentes son telpochcalli, literalmente "casa de jóvenes"; calmécac,que significa "en la línea de la casa" o "en el linaje de la casa"; cuicacalli, casa de canto" e ichpuchcalli, o "casa de doncellas".
Telpochcalli
La mayoría de los jóvenes mexicas, y seguramente también de otras ciudades nahuas como Tetzcoco, Culhuacán o Xochimilco, acudían durante varios años, probablemente tres o cuatro, a la telpochcalli, que era la institución para los hijos de los macehualtin o plebeyos; allí recibían una educación cuyo énfasis estaba puesto en el entrenamiento militar. En la telpochcalli, dice el
Códice Florentino, se hacían las águilas y los jaguares, es decir, los
guerreros valientes.
Los muchachos ascendían en la escala militar por sus méritos al combatir al enemigo, y podían llegar a convertirse en guerreros especiales, como los águilas y los jaguares.
Calmécac
Los hijos de las familias nobles acudían al calmécac, y allí se preparaban para desempeñar los más altos cargos en el gobierno y en el sacerdocio.
Los maestros en el calmécac eran sacerdotes, así como los guerreros veteranos lo eran en las telpochcalli. Una de las faenas que mantenían ocupados a los jóvenes del calmécac era la salida al bosque para recoger leña, ramas y espinas que serían utilizadas en las ofrendas de fuego y en los autosacrificios. Los muchachos estaban sometidos a una rutina de mortificaciones y autosacrificios que tenía la finalidad de habituarlos a realizar la ofrenda de sangre, indispensable en la religión de las élites mesoamericanas, y también la intención de endurecerlos y acostumbrarlos a la disciplina.
La transmisión del saber artesanal.
Los oficios artesanales alcanzaron en Mesoamérica un grado de diversificación y especialización muy notable. Las ciudades albergaban a barrios enteros de artesanos, y los más destacados entre ellos trabajaban directamente en los palacios.
La transmisión de los oficios artesanales ocurrio dentro de los mismos barrios, en los talleres familiares; es muy poco probable, en cambio, que las telpochcalli situadas en barrios de artesanos, se ocupaban de la enseñanza artesanal.
Los pintores de códices o tlacuilos deben haberse formado en sus respectivos barrios, y lo que aprendían los nobles en el calmécac tendría más que ver con
la definición e interpretación de los contenidos de los códices que con su elaboración material.
El trabajo artesanal era muy estimado, a tal punto que la expresión para referirse genéricamente a los artistas, tolteca, correspondía con el gentilicio del pueblo más célebre de las antiguas historias nahuas. Los padres de los artesanos esperaban que sus hijos maduraran y tomaran su oficio. Lo expresaban así: que el niño adquiera "in istli in iollotli in tultecaiotl": es decir que adquiera "rostro, corazón, y oficio de artista". La expresión "in istli in iollotli" ha sido debatida en los últimos años. Hay quienes piensan que
se refiere exclusivamente a la capacidad individual de percepción.
El maestro y la enseñanza
Los informantes indígenas que trabajaron con Sahagún describen con estas palabras al maestro: "tlacazcaltiani, tlacaoapaoani, in teixcoioniani, in tenacaztlapoani. In imac, in icamac ca in alcecec, in tzitzicaztli".
La traducción: "el que enseña, el que educa, el que horada el rostro a la gente, el que destapa las orejas de la gente. En sus manos, en su boca, está el agua fría, la ortiga". El maestro ayuda al niño a crecer y a endurecerse. La idea de abrir o destapar los orificios que permiten la visión y la audición sugiere un adiestramiento de la percepción.
Entre las conductas que se deseaba obtener de los jóvenes en la antigua sociedad nahua, destaca la diligencia, la rapidez para cumplir con las encomiendas. Se rechaza tajantemente la holgazanería: "no serás como cosota de piedra, como de piedrota, como frutota", se le dice al jovencito para exigirle que no actúe con lentitud como si pesara una enormidad. Y en cuanto a las
faltas sobre las cuales se lanzan las advertencias más frecuentes, se trata sin duda del robo y el adulterio.
A los nobles se les exigía una conducta ejemplar, que justificara su posición de privilegio y su monopolio de los cargos en el gobierno: se les pedía que fueran especialmente diligentes, sobrios en su actuación, prestos en el saludo y otras cortesías y, desde luego, más rigurosos en sus desvelos y ayunos religiosos.
Sobre la sexualidad se puede decir, que las fuentes exhiben cierta ambigüedad.
Se elogia la abstinencia como un rasgo de autocontrol, como parte de la austera vida escolar, e incluso se subraya el mayor rigor que, en ese terreno, caracterizaba a los muchachos nobles. Hacia el crepúsculo, en las casas del canto o cuicacallis muchachos y muchachas concertaban citas para encontrarse más tarde, al amparo de la oscuridad, y pasar la noche juntos, en la casa familiar del muchacho. Buena parte de los matrimonios populares
comenzaban con el concubinato y sólo después de un tiempo se formalizaban. Los jóvenes nobles tenían varias mujeres antes de escoger a las que serían
sus esposas.
Fuentes: -La educación en México. Seminario de la educación en México, Fondo de cultura económica, 2010.
-Historia de la educación en la ciudad de México.Pilar Gonzalbo Aizpuru, El colegio de México.